Un día, sin embargo, escribo algo distinto a todo lo que he escrito hasta entonces, aunque no sé con exactitud en qué consiste la diferencia. Escribo lo siguiente:
Arde una vela en la noche,
arde solo para mí,
si doy un soplido
flamea cual sol,
flamea solo para mí.
Mas si alientas suave
y si alientas tú,
la vela luce más que la luz
y arde en mi pecho con plenitud,
solo para ti.
De la "Trilogía de Copenhague"
No hay comentarios:
Publicar un comentario