antes del tiempo de los brotes,
ya tiemblan los árboles con su aureola en flor,
los abedules en púrpura, los álamos en verde
y en rojo fuego las mimbres de los arroyuelos...
Tiempo de fuerzas invisibles,
en que todo es puro pecho nutricio...
las almas van jadeantes, pesadas,
y el crepúsculo enardece y agota
como los encuentros amorosos desmedidos.
Ya se arrodilla la creación para la carrera del deseo,
antes de que llegue la decepción,
cuando el bosque es todo lo verde posible
y el mundo está todo lo acabado posible
y los árboles y los humanos murmuran como en sueños:
"Queríamos más".
De "Los siete pecados capitales"
En "Ya es el tiempo de la inmensa espera"
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