A cualquier hora
-no sólo cuando llueve y te sueño empapado.
o cuando me despierta el zumbido de abeja de la tele encendida-
como un golpe de aldabas
la palabra
la que yo pronuncié cuando tus ojos
porque querías saber necesitabas
o las que nadie pronunció y oías
o aquellas otras
las de la condena
esa pregunta atroz que abrió de un tajo
el fruto envenenado del mañana
-cómo vivir después cómo cargar con ellas-
Y las que ya no sé si alguna vez te dije
y que ahora repito en un murmullo
ahora que ya no
ahora que nada
De "Los habitados"
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