21.4.23

Kate Millett. Prefacio a la edición de 1990

Esta es la crónica de un viaje a ese estado de pesadilla, esa condición social, esa experiencia de destierro y confinamiento que se asocia con la locura. Voy a contar lo que me sucedió a mí, porque contarlo funciona como una especie de exorcismo, una recuperación y reivindicación del yo -la mente- al revivir lo ocurrido. Es un viaje que realizamos muchos; de él, unos sobrevivimos intactos y otros sólo en parte, debilitados por el daño que se nos inflige: las tentaciones de la complicidad, la carrera de "paciente", las presiones hasta la rendición. También lo cuento con la esperanza de que ayude a los que han estado en el mismo barco o están a punto de subir a él, los que han sido capturados y sacudidos por ese extraño sistema de creencias: la superstición general de que la "enfermedad mental", el hecho físico de la reclusión y la medicación forzosa, y, finalmente, la amenaza de alejarnos de todo y encerrarnos para siempre, o dejarnos en libertad pero estigmatizados para el resto de nuestos días. Un destino que, al fin y al cabo, tenemos ante nosotros toda la vida: "perder la razón". Algo que yo había creído absurdo e imposible, una desgracia que podía ocurrirle a otro, no a mí.


De "Viaje al manicomio"
    

No hay comentarios: