20.5.23

Ana Blandiana. No lo entiendo...

No lo entiendo.
Es más: sé que es incomprensible.
Y, sin embargo, tu presencia
Está fuera de toda duda.
Aunque quizá solo se trate de un error.
Todo sucede como en los Evangelios.
   
No dudo, ni quiero poner
La mano con que escribo en la herida
Cuando siento que entras en la estancia como
Un caballero sin miedo y sin mácula.
   
Como si no fuera ya bastante extraño
No pregunto cómo has llegado,
No sé si es milagro o solo pecado,
Me basta con tu presencia.


De "Variaciones sobre un tema dado"
    

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