2 de octubre, Génova
El 8 de julio escribí la última entrada de mi diario, aunque seguí escribiendo... Qué triste monumento al espectáculo que terminó con mi vida. Y de verdad quiero empezar ahora de nuevo? No, de ninguna manera! Pero son varios los motivos que me inducen a volver, sobre todo cuando el día ha caído y todo a mi alrededor está en silencio... Entonces parece como si la ocasión me pidiese que vierta sobre el papel mis reflexiones y mis sentimientos. Y manejo otro motivo terrible: me he quedado sin mi amigo. Durante ocho años me relacioné con una libertad sin límites con un genio, un hombre cuyo talento iba mucho más allá del mío. Despertó mis sentimientos y animó mis ideas, fue un compañero y un guía. Conversé tantas horas con él, rectificó mis errores de juicio, me sacudió mis prejuicios, me iluminó con ideas que desconocía, me ayudó a que mi mente mejorase. Y ahora estoy sola! Oh, nadie sabe lo sola que estoy! Las estrellas pueden contemplar mis lágrimas, y el aire puede rozar mis suspiros, pero mis pensamientos se han convertido en un tesoro sellado que no puedo compartir con nadie.
De "Diario de duelo"
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