23.5.23

Sara Mesa. Cara de pan

La primera vez la coge tan desprevenida que se sobresalta al verlo. La niña está apoyada en el tronco del árbol, leyendo una revista, cuando oye sus pasos acercándose, el chasquido de las hojas secas al quebrarse, y después lo ve, de pie delante de ella, quizá un poco turbado pero no sorprendido por encontrarla allí, oculta tras los setos. El viejo pide perdón -no quise asustarte!, dice- y después le pregunta qué está leyendo, pero entre una cosa y otra -entre la disculpa y la pregunta- a la niña le da tiempo a reaccionar. Esto, responde mostrándole la revista para chicas. Quizá así -piensa ella-, al ver esa revista que obviamente no es para niñas, creerá que es mayor de lo que es y evitará la temida pregunta -qué haces aquí, a estas horas-, aunque lo cierto es que el viejo se limita a sonreír y a mirar la revista, vacilante. Al principio parece que va a cogerla -sus dedos dudan, se estiran en su dirección-, pero el gesto se deshace y la mano cae a un lado, como muerta. El viejo mira ahora a la niña, otra vez la revista, la niña, el árbol, el pequeño refugio entre los setos, y finalmente habla, y dice: qué cuenta la revista, de qué va. 


Principio de "Cara de pan"
    

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