13.6.23

Marie Vingtras. Ventisca

Bess

Lo he perdido. Le solté la mano para atarme los cordones y lo he perdido. Notaba el zapato suelto, con el pie a punto de salirse y no era un buen momento para caerse. Malditos cordones. Y eso que habría jurado que los até con doble nudo antes de salir. Si estuviera aquí Benedict me diría que no me fijo lo suficiente, haría constar también que no hago las cosas como es debido, como las hace él. Según él, no hay más que una manera de hacerlas. Tiene gracia. Hay tantas formas de hacer las cosas como individuos hay en la tierra, pero debe de tranquilizarlo pensar que él sí sabe hacerlas. Bueno, el caso es que le solté la mano, cuánto tiempo? Un minuto? Dos quizá? Cuando me incorporé ya no estaba. Alargué el brazo en torno para tocarlo, lo llamé, grité cuanto pude, pero solo me contestó el soplido del viento. Tenía ya la boca llena de nieve y la cabeza me daba vueltas. Lo he perdido y ya no voy a poder regresar nucna. Él no lo entendería. No dispone de todas las bazas para saber lo que está en juego. Si me hubiera hecho las preguntas oportunas, si yo hubiera dado las respuestas verdaderas, nunca lo habría dejado a mi cargo. Prefirió callarse, mantener la ilusión, fingir que yo sería capaz de hacer lo que me pedía. En vez de eso, en esta tierra de desolación que rezuma desventura, voy a aumentar su dolor, a poner en el cuadro mi toque personal. Cabe creer que no puedo evitarlo.


Principio de "Ventisca"
   

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