12.6.23

Paula Meehan. Aubade

aprés una imagen de Joan Miró

Y entonces nos vestimos para el sol de junio. 
Me das un pajarito para que me proteja, 
para que cante una canción sólo para mí. 
Nos despedimos en la esquina; giro
como un trompo por la ciudad, 
por las calles calurosas. 
Nada puede hacerme daño. 
Nada me molesta. 
No siquiera la fruta tántrica de la calle Moore,
la mano extendida del mendigo, 
los del traje gris, 
las pintiparadas amantes de los ricos, 
los hombres con la violación en sus corazones, 
las tristes colas de los en paro, 
el cura sudando bajo su sotana negra, 
los sórdidos acuerdos de nuestros gobernantes, 
la prisionera en su inmundo hueco de celda, 
la carcelera y sus llaves chirriantes,
el embalsamador y su curioso arte, 
los rayos de un dios católico, 
las lágrimas inútiles de su madre. 
Me has dado un pajarito
para que me proteja, y me cante canciones de hilanderas,
el regalo de nuestro viaje
y un lugar seguro donde descansar. 
Me paro en ese centro, 
el lugar apacible que me das, 
así, como cualquier otra mujer
con un pájaro frente al sol. 


En "No soy tu musa. Antología de poetas irlandesas contemporáneas"
    

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