Una espina adentro de la carne
es el dolor
Quiero abrir mi piel entera
para dejarlo aquí
debajo de esta tierra
la misma que abriga la olla de barro
casa de mi ombligo
la tierra que sostiene el cordel de mi vida
la que habrá de jalar mis riendas
para volver con flores
y poner en la mesa de los santos
y llevar a las tumbas de mis muertos
Pero una espina bien metida
adentro es el dolo
Partiré con él aunque me pese
En "Sombra roja. Diecisiete poetas mexicanas (1964-1985)"
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