Mi madre se pasaba la noche bailando y la de Roberta estaba enferma. Por eso nos mandaron a Saint Bonny's. La gente, cuando se entera de que has estado en un centro de acogida, quiere darte un abrazo, pero en realidad no fue tan terrible. No dormíamos en una sala enorme y alargada con cien camas, como en el hospital de Bellevue. Éramos cuatro por habitación y, cuando llegamos Roberta y yo, había escasez de niñas tuteladas por el Estado, así que fuimos las dos únicas a las que metieron en la 406 y, si queríamos, podíamos pasar de una cama a otra. Y queríamos, vaya si queríamos. Nos cambiábamos de cama todas las noches y a lo largo de los cuatro meses que pasamos allí no llegamos a elegir una en concreto.
Principio de "Las dos amigas"
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