De una herida mortal
que solo amor pudo darla
quedó mi sentido tal,
que ni vive con el mal
ni bien con el bien se halla,
y cuando más sin remedio,
más contento en su pasión,
entonces de compasión
el mismo amor le dio medio;
tanto puede la afición.
Tanto puede la afición
que en justo lugar se emplea,
que con muy justa razón
palma sin contradicción
llevará el que así pelea;
mas guárdese de mudanza
el que tal victoria espera;
susténtese en su esperanza,
que cualquiera bien se alcanza,
cuando con fe persevera.
Cuando con fe persevera
el que en bien amar se gasta,
finge contento aunque muera,
y al fin hace de manera
que poco favor le basta,
y es tan acepto este amar,
que aunque sin pena pudiera,
quiere mucho más penar
que tal victoria alcanzar
donde premio no se espera.
Donde premio no se espera
de los servicios y amor,
un corazón de una fiera
no pienso que resistiera
el sentimiento y dolor;
mas no desmaye el penado
ni le venza la pasión,
que si tal es el cuidado,
de solo haber bien amado
de allí saca galardón.
En "Poéticas. Antología de mujeres del siglo XVI"
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