Introducción
El Tao Te Ching se compuso posiblemente hace unos dos mil quinientos años. Su autor pudo ser un tal Lao Tse, que quizá viviera aproximadamente en la época de Confucio. Poco se sabe de esta obra con certeza, salvo que es china, muy antigua, y que su mensaje tiene tal vigencia que podría haber sido escrita ayer.
El primer Tao Te Ching que cayó en mis manos fue el de la edición de Paul Carus de 1898, encuadernado en piel amarilla y con grabados de imágenes y caracteres chinos en la cubierta. Era un objeto venerable y misterioso que no tardé en explorar y que me fascinaba más por su contenido que por su aspecto. Pertenecía a mi padre, que lo leía a menudo. Una vez lo vi tomando notas y le pregunté qué hacia. Respondió que estaba haciendo una lista de pasajes que le gustaría que se leyeran en su funeral. Años más tarde cumpliríamos su deseo.
Ese libro de noventa y ocho años, que ahora luce además un trozo de cinta adhesiva roja que sujeta la contracubierta, es mío hoy en día y tiene marcados los pasajes que se leerán en mi funeral.
Principio de la Introducción de Ursula K. Le Guin
a su versión del "Tao Te Ching"
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