Aun así me compré el audiolibro de En casa. Es uno de mis libros favoritos y también uno de los más tristes que he leído; me daba igual hundirme en Gilead. Escogí En casa a sabiendas de que probablemente me fundiera con aquel mundo ficticio, y así fue. Salía del cuarto y me sorprendía no estar entrando en el porche de Ames, lo que no habría sido ni más ni menos sorprendente que salir por la puerta del estudio y ver a Glory preparándole el desayuno a su hermano Jack, ese hombre autodestructivo que no sabe cómo corresponder el cariño de su hermana. Si iba a perderme y a andar vagando, prefería perderme en Gilead antes que en cualquier otra parte.
De "Todas las esquizofrenias"
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