En ti, soledad amada,
hallaba mi compañía;
en ti los días son glorias,
en ti las noches son días.
En ti cogí de mi amor
con abundancia excesiva,
fértil cosecha del alma
dulce agosto de mi vida.
en ti gocé de mi Esposo
las pretendidas caricias,
los halagos sin estorbos,
los regalos sin medida.
En ti vi de su belleza,
aunque en tiniebla, divina.
Con cuánta razón me prende,
con cuánta causa cautiva!
En ti me vi alguna vez
anegada y sumergida,
en el mar de dulces agas,
y riquezas infinitas.
En ti con los imposibles
satisfice mi codicia;
que con lo posible, amor
nunca llena su medida.
(...)
En "Poéticas. Antología de mujeres del siglo XVII"
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