21.7.24

Tess Gallagher. Empezar a decir no

No es ofrecer tanto como un puño, es
alejarse con firmeza, como
si hubieras zanjado un asunto tonto,
es llevar una tarántula en el ojal
y, sin embargo, sonreír de modo tentador, sin pensar
cómo tu propia sangre se agolpa ante el mordisco
irreversible. No, no
   
iré contigo. No, eso no
está bien. No soy tu plato de postre, tu
comida casera, tu hermoso nar-
ciso. El sí no es
motivo para matar a los cíclopes. El no
no lo salvará. Y el grillo, "Sí, sí".
   
Carnada fresca, carnada fresca!
La búsqueda de la correcta vacilación 
incluye finalmente 
aguas libres. Adiós, 
viejo despreocupado, viejo zapato
para cualquier clima. Eres el candelabro de quién? De quién 
el tipo blando, no digamos, el tipo ansioso que no tiene nada que perder?
   
"Y", la conjunción despreciada,
es en verdad un motor
hasta que es  todo el día, hasta que una luz
es lanzada contra una pared
y obtenemos algún resultado. Y
hay menos dudas, sí o no,
acerca de lo que te hayas sentido obligada a decir
más de una vez, sea lo que sea.


De "Instructions to the double"
En "Amplitud"
    

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