20.7.24

Piedad Bonnett. Manual de los espejos

I

Y he aquí que un día llega la abuela de su muerte de siglos
y con su mano pequeñita,
temblorosa de tanta humana ausencia,
sobre el espejo pone su sonrisa en la tuya.
Y ese tío remoto de ademanes adustos y sueños militares
te regala aquel gesto que tanto detestabas.
Descubres también a tu madre en la ternura del cuello
y tu padre te lega la vigorosa arruga de su frente.
Y tú buscas el niño de ayer, y no lo encuentras.
En el espejo, en cambio, se amotinan 
los que fueron un día, tan idéntico a éste. 
Los que pugnan por ser entre tu sangre.


De "Ese animal triste"
   En "Poesía reunida" 

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