La vi por primera vez en un mercadillo de Atenas comprando dos caballos mecánicos bailarines. El hombre que se los vendió estaba insertando una pila en el vientre del caballo marrón, una de zinc de alta potencia AA. Le enseñó que para poner en marcha el caballo, de la longitud de dos manos grandes, tenía que levantarle la cola. Para pararlo debía bajársela. El animal llevaba un cordel atado al cuello y la mujer podía dirigir sus movimientos tirando de él hacia arriba y hacia fuera.
Principio de "Azul de agosto"
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