21.9.24

Noelia Pena. El agua que falta

De múltiples maneras las líneas divisorias que hemos aprendido a trazar, y entre cuyos límites nos movemos a lo largo de nuestra vida, nos hacen aún más difícil vivir. El pequeño horizonte de seguridades, que tanto nos esforzamos en decorar, acaba tomando la forma de un espacio no sólo limitado, sino limitante. Cómo puede ser que hayamos llamado seguridad a los escasos tres pasos que conseguimos dar antes de tropezar con la siguiente pared? Nos protege de algo esta fina pared? Ni tan sólo de nosotros mismos. Pero levantamos muros y añadimos todo tipo de paneles divisores a un mundo que nunca parece llegar a estar suficientemente dividido.


Principio de "El agua que falta"
    

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