Si me vuelvo, volveré a ver -el tiempo de una mirada, el tiempo de un latir de mis pestañas húmedas- volveré a ver todo eso? Una mano toca mi hombro, pero no quiero volverme. Y nada importa que alguien me grite en la oreja, entre risas:
-En qué estás pensando al abrir esa ventana para pillar una pulmonía? Ven, nos largamos!
...No importa absolutamente nada, puesto que oigo, de todas maneras, como antes, la juvenil voz maternal:
-Preciosa! Mi sol deslumbrante! Mi joya de oro puro! Es tarde, vete enseguida a la camita...
De "Reveillons"
En "Entre la multitud"
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