"El paisaje de la infancia", dice en uno de sus ensayos, "deja huella en tu forma de mirar el paisaje durante todos los años posteriores. El paisaje de la infancia socializa sin obedecer a indicaciones. Cala en nuestro interior sin que nos demos cuenta". En su infancia, los campos de maíz rodeaban el mundo entero.
Aquellos inmensos campos de máiz socialistas... Cuando te veías en medio del campo entre las cañas todas apretadas, el campo era un bosque. Te sobrepasaba la cabeza y no se veía lo que había más allá. Al mismo tiempo, las cañas no tenían copa, el sol te daba de pleno en la cabeza el día entero, el verano entero. Y luego, al final del otoño, quedaban todos aquellos campos olvidados. Allí esmirriados y devastados, nadie los cosechaba. Se veían de lejos. Llegaba la nieve y las cañas atravesaban los campos. Y así, vistas desde lejos y desde fuera, eran como rebaños hambrientos atravesando el mundo entero en vertical. Sí, en vertical.
Principio de "Mi patria era una semilla de manzana"
No hay comentarios:
Publicar un comentario