(Homenaje a Vicente Aleixandre)
Mi nombre fue un sonido
por unos labios...
Vicente Aleixandre
Porque un nombre es un nombre,
solo existe
cuando madura, fruto, en otra boca,
y se hace aroma, se hace sabor. Y crece.
Completa el mundo.
Nace.
Y ya es un hombre, una mujer. No símbolo.
El círculo cumplido.
Alguien que existe porque lo han nombrado los presentidos labios.
Y tras el nombre, siente,
oye y sueña,
asiste a la creación, comtempla, atiende
la luz al desvelarse.
Escucha al viento,
mira
la luna entre la acacia,
acaricia la lluvia y la recibe,
cree en el dolor y vive de amarillos.
Toca, y sus manos saben de la dura corteza y del ufano
resplandor de la carne.
Y vive y mira, ve. Siente en su pulso
el río desbocado de la sangre.
Las cosas tienen rasgos. Se perfila aquel rostro,
líneas que redondean la esperanza.
Porque ya empieza un nombre.
y andan de nuevo todos los relojes,
las horas se extasían de minutos
reales y tangibles,
y se abren los minutos en segundos,
latiendo en cada uno total vida.
Que ahora son verdad todas las sílabas,
una a una brillantes en sorpresa y asombro,
significando, siendo.
Porque ahora es ya un sonido
lo que antes fuera sombra en un silencio:
porque unos labios dicen.
En "Los cien mejores poemas de amor en español"
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