13.3.25

Angelina Gatell. Basta con descorrer un poco la penumbra...

Basta con descorrer un poco la penunbra
que, intrusa, desespera este final del día,
para verte llegar igual que entonces
a la placita de Cisneros,
impasible en su luz, ensimismada,
como esculpida en un retablo de oro.
   
La tarde -fuego ya respirado por la sombra-.
solía demorarse en las campanas
remolona y astuta, y tú decías
desde el fondo indefenso de mis ojos:
-No te vayas, amor, aún es temprano-.
   
En los muros llagados de la iglesia,
ocupando un retazo
de cal amarillenta,
quedaron nuestros nombres como pájaros
de pronto sorprendidos
por su propio fulgor y en él cegados.
   
Entonces eran frecuentes estos actos
-quizá lo son aún, no sé...-,
a los que reconforta
volver alguna vez llevando entre las manos
los restos del naufragio,
cuando apenas nos llega la noticia
de que seguimos vivos.
"Basta con descorrer un poco la penumbra".


En "Los cien mejores poemas de amor en español"
    

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