ni para la misericordia, ni para la libertad, ni para la añoranza
todo se agarrota y te lastra hacia abajo
hasta el final del final
todo es bramido
un agua marronácea
que me lava sin parar, de la que bebo sin parar
mientras mis mujeres se ganan la vida.
Alimento para los muertos esas bonitas palabras
que se dijeron
durante miles de años sólo alimento para los muertos
la grasa amarillenta de los Grandes Hombres.
Los miembros todos puestos en orden, puede ser algo bueno
una prenda hecha de piel humana también puede ser
algo bueno.
Yo no conozco ni la misericordia, ni la libertad, ni la añoranza
una mina blanda acaricia tu espina dorsal
tu espina dorsal bisexual
a continuación de tu cerebro bisexual
abajo en alguna parte hay un país en llamas
entre alguno de esos actos que legisla la putrefacción.
En "Sombras, incendios y desvanes.
Diecisiete poetas rumanas (1961-1980)"
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