tiene en la clara vitela
la infantilidad del beso
sutil de una pastorela.
El verde rincón florido
de un romántico jardín
donde con gesto atrevido
ríe, traidor, Arlequín.
Una bella Colombina
da su risa cristalina
al verdor de la glorieta
y un Pierrot, blanco de yeso,
le da el regalo de un beso
dibujando una pirueta.
En "Mujeres del 27. Antología poética"
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