Ausente, Silva, el alma, ¿tienes vida,
y el corazón aquesa misma herida
gravemente atraviesa, y no te mueres?
Dime, si eres mortal o inmortal eres:
¿Hate cortado Amor a su medida,
o forjado, en sus llamas derretida,
que tanto el natural límite excedes?
Vuelto ha tu corazón cifra divina
de extremos mil Amor, en que su mano
mostrar quiso destreza peregrina;
y la fragilidad del pecho humano
en firmísima piedra diamantina,
con que quedó hecho alcázar soberano.
De la antología de Poetisas españolas
Tomo I: hasta 1900
de la editorial Torremozas.
Selección de Luzmaría Jimenez
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