"La segunda clienta de la nueva biblioteca fui yo misma. Hacía tiempo que sentía deseos de leer alguna obra de Katherine Mansfield. Cada vez que me había acercado a ella, alguna palabra, alguna frase cualquiera, me había empujado muy lejos: quizá me hablaba demasiado cercanamente. Esto lo supe luego. Sus personajes se parecían, de algún modo, a mí misma. Y quizá no amaba yo aquello de mí en lo que ellos se me asemejaban."
De "Una biblioteca de verano"
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