En consecuencia, la capacidad de Emily Brontë es la más insólita entre cuantas quepa imaginar. Era capaz de liberar la vida de su independencia de los hechos, revelar con muy pocas pinceladas el espíritu de una cara, de modo que deja de necesitar el cuerpo, y, con sólo hablar del páramo, hace que el viento sople y ruja el trueno.
De "Jane Eyre y Cumbres borrascosas"
Uno de los ensayos del libro
"Las mujeres y la literatura"
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