si un día fortuito, por ultra fantasía,
me tiñera el cabello de plateado y violeta,
usara pelo griego, cambiara la peineta
por cintillo de flores: miosotis o jazmines,
cantara por las calles al compás de violines,
o dijera mi verso recorriendo las plazas
libertado mi gusto de mortales mordazas?
¿Irían a mirarme temblando en las aceras?
¿Me quemarían como quemaron hechiceras?
¿Rogarían en coro, escuchando la misa?
En verdad que pensarlo me da un poco de risa.
De "El dulce daño"
(Antología Mayor de la editorial Hiperión)
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