7.2.13

Ann Radcliffe. El cáliz de mi alegría se tiñe de amargura...

“El cáliz de mi alegría se tiñe de amargura”, dijo, “pues a pesar de la felicidad por mi cercana liberación no puedo abandonar mi prisión sin sentir una profunda congoja; una congoja que me era muy difícil manifestar, pero que en este momento mis sentimientos no me permiten ocultar. En el interior de estos muros, de donde ahora me apresuro a escapar, dejo un corazón henchido de la más sicera pasión; un corazón que, miestras siga latiendo, no dejará de unir la imagen de Laura con el entusiasmo del amor. Si supiera que ella no es insensible a mis afectos, partiría en paz, y desafiaría cualquier impedimento que quisiera hacerme desfallecer. Y si supiera que ella rechaza mi amor con fría indiferencia, igualmente acudiría, si ella acepta mis servicios, en su rescate, o daría mi vida por perdida”.

De "Los castillos de Athlin y Dunbayne"