que dichas anunciándome o malhadadas nuevas,
en torno de mi lámpara o de mi frente en torno,
os agitéis inquietas.
La venturosa copa del placer para siempre
rota a mis pies está,
y en la del dolor llena..., ¡llena hasta desbordarse!,
ni penas ni amarguras pueden caber ya más.
De "A orillas del Sar"
1 comentario:
Exquisita siempre.
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