24.3.13

Dulce Chacón. Mírame

Mírame. Mírame, le pedía siempre Hortensia después del amor, cuando él abandonaba su cuerpo y ella buscaba su hombro desnudo para apoyar la cabeza. Mírame, le rogaba buscando sus ojos, aunque yo no te mire, y ella cerraba los suyos. Tensi. Él abría los brazos, agotado, cansado hasta para mirarla. Tendido boca arriba saboreaba su cansancio y le mentía:
-Te estoy mirando.
Ahora Felipe lamenta no poder mentir a Hortensia. Lamenta no poder abrazarla y se pregunta si la abrazará una vez más, una sola vez, antes de morir.
De "La voz dormida"

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