23.3.13

Eunice Odio. Poema segundo

Ausencia de amor

I

Amado
en cuyo cuerpo yo reposo,

Cómo será tu sueño
cuando yo te he buscado sin hallarte.

Oh,
amado mío, dulcísimo
como alusión de nardo
entre aromas morenos y distantes,

Cómo será tu pecho cuando te amo.

Cómo será encontrarte cuando es amor tu cuerpo
y tu voz,
un manojo de lámparas.

Amado,
Hoy te he buscado
por entre mi ciudad
y tu ciudad extraña,
donde los edificios
no se alegran al sol,
como frutales conchas
y celestes cabañas.

Y andaba yo
con un crepúsculo enredado entre la lengua,

Con aire de laguna
y ropa de peligro.

Me vio desde su torre
un auriga de jaspe,

Yo te andaba buscando
por entre el verde olor de sus caballos,

Por entre las matronas
con pañales y pájaros;

Y pensando en tu boca
reposan mis ojos,
como palomas diurnas
entre hierbas amargas.

Y te buscaba entonces
por las inmediaciones de mi cuerpo.

Tú me podías llegar
desde el suceso cálido.


II

Amado
Hoy te he buscado sin hallarte
por entre mi ciudad
y tu ciudad extraña,

Junto a alquerías errantes
guardadas por el campo
y de agitado pasto vencidas y entornadas.

Y de pronto llegaste,
huésped de mi alegría,
y me poble de islas
con tu brillante dádiva.

Desde la brisa fresca llegaste
como un niño con un pañuelo blanco

Y la noche volo de sueño entre las ramas,
junto al gozo del agua y el rastro de la abeja.

Amado,
en cuyo cuerpo yo reposo
y en cuyos brazos desemboca mi alma,

Cómo será no hallarte en la distancia,
y llegar a tu cuerpo como los alimentos
reanudados al calor de la gracia
necesaria y perdida.

Estar donde no estoy más que de paso,
no estar donde tu aliento me contiene
y me desgarra
como una piedra el alma.

Cómo será tener,
de golpe, el cuerpo dividido
y el corazón entre las manos
congregado y solo.

Amado
Hoy te he buscado sin hallarte
por entre mi ciudad y ru ciudad extraña
y no te he hallado.

Cómo será buscarte en la distancia.

De "Los elementos terrestres"

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