Después me dijo lo que pocos maridos pueden decir a su mujer después de una vida conyugal de catorce años:
-Recuerda, Anita, siempre te quise mucho y no te traicioné ni con el pensamiento.
-Recuerda, Anita, siempre te quise mucho y no te traicioné ni con el pensamiento.
De "Dostoievski, mi marido"
No hay comentarios:
Publicar un comentario