11.9.21

Rosa Arciniega. Hasta llegar a esa convicción

Hasta llegar a esa convicción de la propia desgracia, se dudaba, se vacilaba, se sufría terribles alternativas de esperanza y desesperanza. Y esta duda y esta vacilación eran los puñales más hirientes, más tremendamente mortíferos y envenenados para un alma. Dudar era peor que saber. Pero cuando se sabía, cuando se alcanzaba por fin la seguridad venía además precedida de una gran resignación por haberla imaginado mentalmente muchas veces, entonces, junto con la pena provocada por el hecho esperado, se derramaba también sobre las almas acongojadas una serenidad innegable y magnánima, casi mística. 


De "Vidas de celuloide. La novela de Hollywood"
    

No hay comentarios: