Hay frases espantosas que segregan una rara anestesia al pronunciarlas, como si alejaran de nuestra carne viva el mismo acontecimiento que enuncian: un suceso que, imaginado unas horas antes, nos hubiera puesto los pelos de punta y que, entendido mejor con el pasar de los días, se vuelve insoportable.
De "La Reina de las Nieves"
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