que, por un breve punto que durastes,
a eterna soledad me condenastes
en pago de un contento que me distes.
Decid: por qué de mí, sin mí, os partistes
sabiendo vos, sin vos, cual me dejastes?
Y si por do venistes os tornastes,
por qué no al mismo punto que vinistes?
Cuánto fue esta venida deseada
y cuán arrebatada esta venida!
Que, en fin, la mejor hora fue menguada.
No me costastes menos que una vida
la media en desear vuestra llegada
y la media en llorar vuestra partida.
En la "Antología de poetas españolas.
De la generación del 27 al siglo XV"
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