no sé cierto qué pedir,
si vida para servir
o muerte para gozar.
Yo os quisiera asegurar,
y vivo temo perderos;
muerto no podré ofenderos;
mas dejaré de serviros;
en fin, no acierto a pediros:
haced que acierte a quereros.
No hay dicha como la vida
en serviros empleada,
ni cosa más desdichada
que una vida mal vivida.
En duda tan conocida
que Voz elijáis espero;
la vida y la muerte quiero,
pero con tales reparos,
que, si vivo, he de obligaros,
y he de gozaros si muero.
Señor mío, haced en mí
vuestra santa voluntad,
que toda mi libertad,
os entrego desde aquí;
de voz vida recibí,
quitádmela si queréis;
solo os pido que me deis
que nunca mi gusto hagáis,
que si el vuestro ejecutáis
lo más conveniente haréis.
En la "Antología de poetas españolas.
De la generación del 27 al siglo XV"
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