21.9.18

Toni Morrison. El origen de los otros

Mi hermana y yo aún jugábamos en el suelo, así que debió de ser en 1932 o 1933 cuando nos enteramos de que estaba a punto de llegar. Millicent MacTeer, nuestra bisabuela. Toda una leyenda a la que se citaba con frecuencia. La idea era que visitara a todos los parientes que residían en el barrio. Vivía en Michigan y tenía mucho predicamento como comadrona. Su visita a Ohio se esperaba desde hacía mucho, porque se la consideraba la matriarca sabia. incuestionable y majestuosa de la familia. La majestuosidad quedó clara cuando hizo su entrada y sucedió algo que yo no había visto en la vida: sin que nadie les dijera nada, todos los hombres se levantaron.
Por fin, después de una ronda de visitas a otros parientes, se había presentado en la sala de estar de casa. Alta, con la espalda bien recta, apoyándose en un bastón que desde luego no necesitaba, saludó a mi madre. A continuación, mirándonos a mi hermana y a mí, que jugábamos o simplemente estábamos sentadas en el suelo, arrugó la frente, nos señaló con el bastón y dijo: "Estas niñas están adulteradas".
Mi madre protestó (enérgicamente), pero el daño ya estaba hecho. La bisabuela era negra como el alquitrán y mamá sabía muy bien a qué se refería: sus hijas, y por ende nuestra familia más inmediata, estaban mancilladas, eran impuras.


Principio de "El origen de los otros"
      

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