que exige contemplación:
ya no quedan ojos
para ver los prados blancos
ni oídos para oír entre las ramas
el revolotear de los pájaros.
Abuela, a dónde se han ido tus labios
para saborear las hierbas
y quién nos huele el cielo hasta el final?
De quién son las mejillas que aún hoy
se desuellan en los muros del pueblo?
No es un bosque sombrío
éste en el que hemos caído?
No, abuela, no es sombrío,
lo sé, he vivido mucho tiempo
con los niños en el linde
y tampoco es un bosque.
De "Consejo gratuito"
No hay comentarios:
Publicar un comentario