Hace algunos años, en 1983, creo, leí Las palabras para decirlo, la novela de Marie Cardinal. Más que el entusiasmo de la persona que me lo recomendó, lo que me convenció fue el título del libro: cuatro palabras, tomadas de Boileau, que dicen mucho de las intenciones ocultas y del objetivo inequívoco de una novelista. La idea de Cardinal, sin embargo, no era escribir una obra de ficción; se trataba de documentar su extravío mental, la terapia consiguiente y el complicado proceso de curación, con un lenguaje lo más preciso y lo más evocador posible a fin de hacer comprensible esta experiencia y su manera de asimilarla a quienes no está familiarizados con ella. El relato al que parece amoldarse la vida emerge con la máxima contundencia en ciertos tipos de psicoanálisis, y Cardinal resulta ser la persona ideal para describir este aspecto de una vida, su "historia profunda". Además, escribió varios libros, ganó el Prix International, fue profesora de filosofía, y admite que durante su travesía en pos de la recuperación de su salud mental siempre planeó escribir sobre ello.
Principio del libro "Jugando en la oscuridad"
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