28.4.20

Rosario Castellanos. Ay, si se pudiera morir

Ahora tirita de frío y el alivio momentáneo que le produjo la escritura ha desaparecido. Ay, si se pudiera morir. Pero no alguna vez, más tarde, sino en este instante preciso. No le importa la manera y es incapaz de imaginar los detalles. Tiene miedo, además, del dolor y del minuto supremo en que el cuerpo perece. No, morir sin trámites, sin repugnantes dilaciones, con la facilidad con que las cosas suceden en los sueños.


De "Oficio de tinieblas"
    

1 comentario:

g dijo...

"el minuto supremo en que el cuerpo perece"

Pienso que es necesario experimentarlo, ser consciente, aunque no nos lo parezca cuando ocurra.