Yacemos en un profundo mar
Y nada sabemos del dolor y el mal.
Nos mantenemos abrazados
Y rodeados por nenúfares.
No anhelamos ni ansiamos ni queremos nada ya.
Ningún deseo tenemos.
Amado, de algo sí carezco,
un deseo aún padezco:
la añoranza de añoranza.
De "La última alegría"
En el libro "Cárcel seguido del poemario Estrofas del éter"
No hay comentarios:
Publicar un comentario