Hay días
huecos
sin horas sin minutos
simas en donde las voces caen
como las piedras y se pierden
horas felices hay
también
y tú las acaricias con dulzura
para no perturbar esa frágil quietud
desprevenida con que posan sus alas
cuando se van
renuncias obediente
a perseguir su vuelo inalcanzable
(De Mudanzas, 1994)
En la antología "Poesía soy yo.
Poetas en español del siglo XX (1886-1960)"
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