Veo a la abuela con la cabeza apoyada contra el respaldo. Las arrugas del cuello me parecen más pronunciadas que otros días. Está mirando por la ventana, pero quién sabe por dónde vagan sus pensamientos. La observo y escucho una voz que recita en mi cabeza:
Cuando te miroveo un árbol solitarioal otro lado de la ventana,cuajado de hojas de otoñode un amarillo febril,veo una imagenque refleja la superficie agitadade un arroyo que corre.
De "Los que se van y los que se quedan"
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