Cuando sopla el viento del este las brillantes aguas de la ría de Helford se revuelven, se alborotan y levantan olitas que baten con furia las orillas arenosas. Cuando baja la marea las olas rompen contra la barra y las zancudas playeras vuelan tierra adentro hasta las marismas rozando la superficie con las alas y llamándose unas a otras sin cesar. Quedan solas las gaviotas describiendo círculos y gritando por encima de la espuma, hasta que alguna se zambulle en busca de un bocado y se rocía las plumas grises de destellos salinos.
Principio de "El río del Francés"
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