Una chispa de luz se desprendió del cielo
sobre la marea rebosante, y allí quedó
agitándose pálida cuál criatura que condenada a morir
ha amado el día luminoso.
"Ay, quiénes son esos que aletean por el aire lleno de sombras?"
gritó ella agonizando. "Acaso vienen a por mí?".
Grandes olas la arrullaron: "Tranquila - ya está - ya pasó!
Nada hay que ver".
Pero sus blancos brazos se alzaron para cubrir su cabeza radiante
y ella se apretó contra las olas hasta hacerse pequeña...
Sobre sus rodillas lánguidas la chispa yacía muerta
y los pájaros de las sombras caen.
En "La criatura terrestre y otros poemas"
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