Caían los copos afuera,
mientras las horas transcurrían
con las agujas del reloj detenido
en ese instante en que asestó
la puñalada.
Nevaba y era verano.
El sol era una utopía;
sus rayos, sombras de un tiempo
en el que viví contigo;
y, en las ventanas, la nieve presente
se acumulaba.
Cómo nevó aquel verano,
cómo nevó aquel estío.
El invierno prolongado de tu ausencia
fue destino.
Era verano y nevaba
y ya ni estabas conmigo.
De "Poemas del naufragio"
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