no tengas miedo de la noche oscura,
no te agarres a mí con los temblores
del que ha visto un león en la espesura
y le asustan los ojos brilladores.
Y a soñar con los ángeles de oro
duerme, duerme, mi niño!
Teniendo el corazón hecho ternura
en las estrofas pasa más dulzura
canción de cuna que rimó el cariño!
La voz ya no resuena
calmando los temores
del hijo esa es su pena!
que al cielo sus amores
Dios se llevó en esta nochebuena.
Ya no calma en la noche tenebrosa
del hijito del pavor
que del rosal florecido, la rosa,
se llevó el segador.
La guadaña implacable que siega
lo mismo el bien que el mal
no ha visto que al cortar el capullo
agostaba el rosal.
En "Mujeres del 27. Antología poética"
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