Todo el aire es un hueco
en el que nadan hojas frágiles,
larvas de mariposas venideras,
cadáveres de brisas, inefables
pájaros por nacer.
Y una ciudad vestida de aves blancas
necesita el oscuro contrapunto.
Él dice para siempre en dulce augurio:
"volverán..." sí, como vuelve
el árbol a cantar hojas, la nube
a ser líquido amor, o la tristeza
a ir al mar.
Él habla
de los muertos, tan solos.
De la ausencia
de manos en el arpa.
De ángulos oscuros
donde en espectro de la noche vive...
En dónde están?
Quizás las viejas tristes, solitarias,
de los atardeceres las encuentren
en su regazo frío, allí de súbito
suplentes del latido y la esperanza.
En dónde...?
El ser que las reclama,
el que confía en ellas, el que añora
"volverán", las recuerda, interminable.
Pero se han ido. Ya va a llover.
El otoño anochece lentamente.
De "Para desconocer la primavera"
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